Según nacemos, según crecemos, nos encontramos con miles, millones, billones y muchos más sucesos que se escapan de nuestro control.
Somos unos individuos egocéntricos, y catalogamos de manera especial aquello que sucede fuera de nuestro control (aunque sea infinitamente mayor) como producto del azar, de la suerte.
Se sabe de la gente con buena suerte, que, de alguna forma, parece tener una tendencia a que los sucesos azarosos sean favorables para esas personas. Pero claro, eso sólo es probabilidad.
También es posible que la propia persona, quite algo de suerte, sabiéndolo o no sabiéndolo, sencillamente estando lo suficientemente abierto a buscar nuevas posibilidades. A buscar cualquier forma para que ese suceso se de.
Tiene sentido si lo piensas.
Normalmente, esperamos conseguir dinero de un trabajo, una tarea, la lotería (aunque eso sí es suerte, y lo demás tonterías), o incluso en el suelo.
Hace tiempo leí un estudio curioso: Sabiendo que la gente se cierra a que esas son las formas comunes de encontrar dinero; pusieron unos cuantos billetes de 5 dólares a las ramas de unos árboles en medio de la calle.
Casi nadie los vió.
Prácticamente nadie los vió.
Sólo se percataron de ello personas que podríamos decir que tuvieron buena suerte.
Esa suerte era pura predisposición. Era una amplitud de miras, que les sacaba de las formas de obtener dinero que antes he mencionado.
Sigue siendo suerte, a fin de cuentas. Sencillamente has abierto el campo de visión.
La gente con suerte, suele ser gente que puede esperar cualquier cosa de cualquier otra cosa. Son personas que juegan con ventaja. En vez de jugárselo todo a un color en la ruleta, se lo pueden jugar al negro y al rojo a la vez. Así es mucho más fácil ganar (que no seguro, que quede claro).
Son personas que pueden suponer que el azar puede hacer cosas totalmente azarosas.
Ni tréboles de cuatro hojas. Ni herraduras. Ni mariquitas. Ni nada.
Esas cosas no afectan a la suerte. Afectan a nuestra capacidad de percibirla.
Pero eso es bueno, yo animo a la gente a tener sus amuletos de la suerte (yo mismo tengo un sombrero que me pongo para los exámenes difíciles. De momento funciona) porque de alguna forma, nos convence a nosotros mismos de que encontraremos esa oportunidad que el azar nos trae, y de hecho nos hace fijarnos más. Como unos prismáticos para fijarse en una figura lejana, que la descubrimos y vemos con total precisión. Los amuletos nos permiten encontrar esa suerte.
Además, ésta suerte puede ser contagiosa.
Ésta determinación podemos extenderla, podemos irradiarla y afectar a las personas a nuestro alrededor.
Así, la gente también podrá captar (si está dispuesta) nuestra percepción para ver o no ver las buenas oportunidades azarosas.
Os animo a compartir vuestra suerte con los demás.
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En la naturaleza, todo es suerte. Porque todo es automático, consecuente, e impredecible.
La única manera de que se pudiese preveer absolutamente todo, destruyendo instantáneamente el concepto puro de azar. Sería el poseer un conocimiento absoluto de la cantidad de materia y posición de ésta, así como de la energía, en el inicio del mundo. Igualmente, también habría que tener un absoluto conocimiento de las consecuencias que tendría en cada instante cada mínima partícula.
En teoría, así se podría conocer absolutamente todo lo pasado, presente, y futuro.
Obviamente, es totalmente imposible. Es imposible controlarlo todo.
La gente necesita de la suerte. Las personas dependemos de que existan o no sucesos azarosos.
Si todo estuviese controlado, si todo en nuestra vida se nos presentase tal y como lo planeamos...
Sería, perdónenme la expresión, el mayor COÑAZO de los tiempos. Un aburrimiento, una plasta, un sinsentido, un hastío. Un comoseaqueloquieras llamar. Un rollo.
No habría nada que no nos esperásemos. Sabríamos cómo sucede cada cosa.
Nos cansaríamos de todo antes de que existiese siquiera.
Por eso me alegro de que la suerte nunca desaparecerá.
La fortuna, el azar, la suerte, como lo llames, es algo maravilloso, pues es lo que le da el color a tu vida.
Lo especial de la suerte, es que te va pintando la vida. Te la pinta a veces de gris, otras de blanco, otras de amarillo, algunas de azul...
El caso es que, al final de todo, y si hemos vivido lo suficiente, la gente suele tener toda la vida pintada más o menos del mismo color, de las diferentes capas que se han ido superponiendo y mezclando entre sí (Porque, mira tú que suerte, la pintura sigue fresca).
Aunque hay también vidas pintadas de forma distinta...
Vidas que sólo han buscado la pintura en el mismo cajón, y como resultado han acabado pintados de forma encasillada, y así es su suerte. Su pura suerte ha pasado a ser algo que no tenía casi a donde ir, y sería bastante raro encontrar muchas pincelasdas variadas en un único cajón.
A mi juicio, por eso son tan penosas las depresiones (que no los deprimidos). En la depresión, te encierras en un cajón y te cierras a que encuentres suerte de una u otra manera.
Luego, hay gente que estaría pintada al final de colores muy muy brillantes y coloridos, de mucha buena suerte. Ésta gente, no tiene más ciencia, que tener buena suerte, y buenas miras. ¿Puede ser que sea una persona también encasillada y todo les haya ido perfecto? Sí, puede ser. Ridículamente improbable pero puede ser. Es mucho más normal que esas personas hayan estado buscando los colores de los pinceles en todas partes, dispuestos a encontrarlos en cualquier parte y, por puro azar, han encotrado muchos de esos colores. Aunque seguro que tienen un par de manchas oscuras, que no todo es buena suerte. Y menos si buscas en todo.
Si tienes mala suerte, no te deprimas. Sólo amplía tus miras.
Sólo busca más cosas donde antes no mirastes. Donde nisiquiera pensastes que podrías empear a buscar.
¿Que el azar te ha pintado de negro un tiempo? Tú anímate y busca una suerte brillante.
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Todos acabamos con un color de suerte parecido.
Y ese color es una mezcla total. Tiene buenos y malos momentos. Buena y mala suerte.
Esas son las vidas realmente vividas.
Esas son las vidas que han pasado por el puro azar.
Vidas que pasan de malo a bueno, de bueno a malo, y de malo a bueno de nuevo.
El truco es que si miras bien, tendrás más momentos de bueno que de malo.
O tal vez no, ¿qué sabré yo?
Eso es pura suerte...