sábado, 29 de octubre de 2011

Sabemos una cosa, hacemos otra

Cuanto más tiempo pase, más fácil debería ser olvidar.
Cuanta mayor sea la distancia, más fácil debería ser dejar atrás.

Así es como funciona, es la verdad a mi parecer...








...

Maldigo a mi mente autocontradictoria.

Cuanto más tiempo pasa, más veces pienso en tí.
Cuanto más lejos estamos, más cerca te quiero sentir.

Se supone ques lo que no creo, pero...
¿Por qué me tengo que contradecir tanto?


Sin embargo, cuando más planeaba intentar olvidarte, apareces y me confundes.
Y en el fondo me alegro.


Un recuerdo es un tesoro.
Y cuanto mejor sea el recuerdo, cuanto más hayas disfrutado el momento; cuanto más hayas sonreido; mayor sera el valor del tesoro.

Hay cosas que perduran mucho mas de lo que podamos pensar.
Cosas que quieres disfrutar todo lo que puedas, pero es imposible. Necesitas mucho mas tiempo del que vives para disfrutar totalmente de eso.




Puede pasar el tiempo, puede ser mayor la distancia.

¿A quien le importa?
Solo importa lo que suceda realmente.

El tiempo es un orden impuesto por el hombre.
La distancia es una medida meramente física.

Lo importante es lo que se disfruta de un momento.
Lo importante es cómo te sientes de cercano a una persona.

Nadie debe dejarse engañar por cualquier idea alejada de la ue más placer y emoción cause.
No importa si os separan países.
No importa si no os visteis en años.

Lo que importa es lo que sigue.
Lo que perdura.
Lo que nunca se va.
Lo que mejor guardas como un recuerdo.

Cuanto más tiempo pase, más recuerdo lo mucho que hace que no nos vemos.
Cuanta mayor sea la distancia, más recuerdo lo cerca de tí que me sentí.


[Dedicado a -marisol-]

viernes, 21 de octubre de 2011

Perfectamente caótico.

¿Cómo sería el mundo perfecto?

Ni idea, solo sé que no existe. Todo lo que nace muere, todo lo feliz tiene una parte triste y viceversa. No podríamos apreciar las cosas buenas sin saber que existen cosas malas. Es todo una lucha de contrarios.

Somos una caja llena de emociones que salen disparadas sin ningún tipo de camino descrito con anterioridad. Cada una a un lado, cada una sale cuando sale. Es ser humano es imperfecto. Hace cosas irracionables y tiene sueños inalcanzables. A veces parece que nosotros mismos nos ponemos impedimentos y piedras en el camino.

Vemos películas de miedo cuando sabemos que por la noche nos va a quitar el sueño. Decimos cosas en un momento dado sabiendo que tendremos que pedir perdón. Nos ponemos a nosotros mismos en peligro sin ningún fin que nos justifique. ¿Por qué?

Nos da vida, nos sentimos vivos, segregamos adrenalina y da un pequeño cambio en nuestra rutinaria y aburrida vida. Desperdiciamos muchas cosas y abrimos puertas innecesarias por solo sentir ese momento de entusiasmo que desgraciadamente perdemos con el tiempo y la edad. Era sencillo cuando bastaba con llamar a un timbre y salir corriendo.

Digamos que somos tontos, queremos cambiar nuestra rutina y no lo hacemos porque en el fondo nos da miedo. Ya sea por costumbre o por miedo a lo desconocido. Los días pasan en tu rutina, un día ves el vaso medio lleno, el otro lo ves medio vacío.

Un día arriba, otro abajo; un día feliz, al otro triste; un día tu vecino te cae mal, luego te cae bien; esta es una película mala, pero lees la buena crítica de un periódico importante y ya te gusta. Y los días pasan lentos y rápidos al mismo tiempo y llega el fin de tu vida y no sabrías decir que has hecho. No has hecho nada. Has pasado toda tu vida quejándote de una rutina que no has cambiado.

Vale que no seamos perfectos, pero a veces nos pasamos de tontos. Somos más evolucionados que los animales en lo que respecta al cerebro. Y nuestra parte impulsiva se ha ido reduciendo con la razón. Quizás deberíamos recuperar ese instinto de cambiar lo que no nos gusta, pero cambiarlo a lo grande. No me refiero a llamar a un timbre y salir corriendo. Me refiero a vivir como queramos vivir y si no podemos, hacer todo lo posible por llegar a donde quieras.

Hay algo peor que tener sueños inalcanzables, y es tener sueños que podemos conseguir y que no los seguimos por miedo a no llegar. Por eso nos vamos a lo seguro y nos agarramos a una rutina que nos de de comer.




Da igual que esté medio lleno o medio vacío. Si no te gusta el vaso, rómpelo.

viernes, 14 de octubre de 2011

Color

Azul es el cielo

Marrón es la tierra

Verde es la hoja

Rojo es el fuego

Amarillo es el rayo

Blanca es la pureza

Negro es el infinito





Vivimos en un arcoiris con una gama cromática infinita, aunque conocida. Podemos crear tantos colores como queramos sólo de tres básicos; pero no podemos crear ninguno que no conociesemos.

Podemos describir cualquier cosa física con color, y todo el mundo lo comprenderá.
Esa cosa azul que tenemos encima. Lo marrón que pisamos que está bajo lo azul. Las cosas verdes que salen de lo marrón. Lo rojo que devora lo verde insaciablemente. Lo amarillo que hace tanto ruido y brilla.
Pero... ¿cómo definimos algo sin forma física? Algo que nuestros ojos no pueden captar?

No puedo decir "Estoy azul" cuando preguntan cómo estoy. Puede ser un azul brillante, un azul eléctrico, un azul apagado y triste...
Los colores evocan emociones, pero eso depende de la persona unicamente.
Todos tenemos nuestra manera de ver el mundo.
Puede ser divertido verlo de color de rosa, pero otros lo veran gris, otros rojo...

Pero no debemos definirnos con un color. Eso nos encierra, nos encasilla; y a veces no de la manera que queremos que nos vean los demás.
No existe tan sólo un único color con el que debamos expresar cualquier experiencia vivida. La alegría, la felicidad, no posee sólo un color.

La felicidad es un gran cuadro pintado en un lienzo.
Un fondo blanco y puro, una tabula rasa, una pizarra limpia para empezar a escribir.
Formas de energético y vivaz amarillo, pinceladas del sosegado y pacífico verde. Brillos casi fosforescentes de rosa, y sonrisas limpias de un azul cielo.
Todo esto con un trasfondo en negro, que le de contraste y muestre la diferencia entre la claridad y el coloreado de la umbría época oscura de las personas. Detalles y sombras a los objetos con un azul lánguido y lúgubre, que da un toque de realismo a la imagen, pero que no deben alterar necesariamente la imagen conjunta.



Mil combinaciones de colores entre ellos y sus combinaciones propias. Todos ellos los usaremos para pintar un retrato de nuestra experiencia, de nuestro ser, de nuestra emoción, de nuestra vida.

Pero es sólo un retrato, le falta un nuevo color.
¿Cuál es?



No tengo ni idea, aun no lo he visto.

viernes, 7 de octubre de 2011

Seré tu alfil...

Seré tu alfil, mi reina. Estaré a tu lado hasta que decidas que me mueva, entonces tan solo iré en diagonal para no estorbar en tu camino. Te protegeré con mi vida y acabaré con los que quieran dañarte.
Seré tu alfil aun cuando tú solo piensas en el vago de tu rey que solo da un paso por su vida, que no piensa en nadie y que deja que todos caigan para salvarle. Estaré a tu lado pese a que sé que tú te mueves a cualquier parte del gran tablero que es el mundo sólo para ayudar al egoísta de tu rey.
Seré tu alfil, pero sé que para ti solo soy eso, un alfil, más fuerte que un peón pero de su misma condición. Para ti solo existen dos tipos de jugadores: tu rey y todos los restantes.
Seré tu alfil, tu estúpido alfil. Ese que daría todo para que tú estés bien, ese que te mira desde lejos mientras tú tienes tu mirada fija a tu otro lado. Estas ciega y no puedo decírtelo porque soy prescindible y no te temblará el pulso si tienes que echarme.
Seré tu alfil y, entre tanto, erraré por las baldosas blancas y negras del tablero, siempre en diagonal, sin chocar con nadie si no es para acabar con él.
Seré tu alfil y fingiré proteger a tu rey cuando en el fondo te protejo a ti. A ti, que vas a cualquier lado, donde te plazca, con esa presencia de reina, con esa elegancia que solo tú puedes tener, con solo tu predisposición consigues abarcar todo el tablero. Pero si es por el rey, te desvaneces y dejas que tu ser se extinga.
Seré tu alfil, alfil de reina tonta, ciega a más no poder. Reina que cree ser feliz, pero se equivoca. Si tan solo dejaras de verme como un alfil...
Seré tu alfil, el que sueña que algún día, en la eterna partida, en el eterno campo de batalla, cuando esté apunto de dar mi vida por ti, me pares y me digas que no muera, que huyamos los dos del tablero y que dejemos que se coman al rey. Que los peones se revolucionen, que los caballos le pisoteen, que las torres le apasten y que no sepa defenderse, pues solo sabe dar un paso.
Estúpido desvarío de un alfil, ¿Verdad?

sábado, 1 de octubre de 2011

Pozo Eterno


Sé que me caeré; siempre me caigo.


No puedo hacer nada de nada.
No puedo escribir ni dibujar,
No puedo correr ni caminar,
No puedo sentarme ni descansar,
No puedo hablar ni pensar,



Un maldito pozo que no hace más que llamarme.
Haga lo que haga, me llama y me veo obligado a acercarme.
Siento placer al acercarme.
Me encanta mirarlo desde el borde.
Es lo que más me apasiona.
Pero me caigo dentro del pozo, siempre.
resbala demasiado la orilla, me atrae con demasiada fuerza, y me traga, me engulle; y me ata con cadenas.

Sin embargo las cadenas son débiles y están bastante sueltas, nunca tardo nada en salir.

Lo malo es que tardo aún menos en volver a entrar.
Vuelvo a acercarme al pozo y miro dentro; aun sabiendo que no debería, que volveré a caer.

Me encanta mirar el pozo, pero no me gusta estar dentro.
Ese interior es un lugar vació, hueco, desolador, donde no puedo hablar con nadie de nada.
Sólo saliendo y tratando de olvidar el pozo puedo liberarme por completo y evitar la tentación; pero tan pronto se me pasa el entretenimiento de turno para olvidarlo, vuelvo a acercarme.

No quiero apegarme a éste pozo, pero a la vez no me quiero separar de él.
La contradicción es la especialidad de mi mente.


Cada vez puedo salir mejor del pozo, a la vez que cada vez me encuentro dentro antes de darme cuenta.





Maldita sea.