viernes, 27 de mayo de 2011

Espectativas

La gente espera cosas de los demás; eso es algo que jamás podremos cambiar, es nuestra propia naturaleza como prácticamente todo lo que hacemos.

La gente puede tener altas espectativas de nosotros, o puede esperar que no hagamos nada con nuestras vidas. La gente siempre puede pensar algo sobre lo que haremos.

Pero ésto se aleja infinitamente de cualquier solución posible, las espectativas no ayudan, no apoyan, no hacen nada; son sólo simples opiniones de los demás ante algo que nisiquiera hemos hecho. Un poco deprimente, ¿no?

Podemos hacer algo totalmente distinto a lo que esperan de nosotros; o podemos acabar haciendo justo lo que se espera de nuestra actitud.
La gente especula, opina, sobre nosotros por la experiencia, por las vivencias, por todo lo que hemos hecho hasta ahora.

Si alguien siempre le da una patada a cualquier lata que haya en la calle, es de esperar que le dé una patada.
Y aunque no se tenga esa experiencia, muchas veces tambien hay espectativas sólo en base a referentes con los que tengamos relación; sin que tengamos que tener nada en común ni tener ese resultado para el mismo caso y el resultado de uno sea opuesto al otro.
Es una inutilidad tener espectativas hacia los demás; si son bajas es que no tenemos fe en que alguien pueda hacer algo; y si las tenemos altas y luego fracasa entonces perderemos la fe que tuviesemos.



Las únicas espectativas que pueden merecer la pena son las altas espectativas a nosotros mismos. Nosotros mismos nos podemos proponer nuestras metas, nosotros mismos nos podemos proponer un objetivo que cumplir. Podemos tener las espectativas que tengamos de nosotros, ya que somos nosotros mismos quienes conocemos mejor nuestros propios límites, y podemos saber que por alta que sea nuestra espectativa, si una parte nuestra ha pensado realmente que podíamos hacerlo, entonces podremos sin duda.


Podemos cumplir las espectativas nuestras; y podemos ignorar las espectativas ajenas; ya que jamás influiránen las tuyas propias.

viernes, 20 de mayo de 2011

En un país muy lejano...


Cuando éramos pequeños todo era muy fácil, nos leían esos cuentos donde todo estaba claro: el malo, el bueno, la princesa, el príncipe azul...

El problema llega cuando crecemos y nos damos cuenta que no es tan fácil distinguir al bueno y al malo. Te encuentras a demasiadas personas buenas y resulta que tienes que adivinar quién lleva disfraz y quién no. Y tampoco es tan sencillo: tienes que tener en cuenta que no siempre está tan claro saber si es bueno o malo, puede haber distintas opiniones. Opiniones, eso es lo que le faltaba a mis libros de la infancia. No dejaban lugar a duda: el malo quería matar a los protagonistas y dominar el mundo, tenía que ser malo porque los protagonistas no habían hecho nada, eran los buenos.

Luego estaban los protagonistas, solían ser príncipe y princesa, que no eran humanos, claro está. Tanta inocencia en personas adolescentes no podía proceder de nuestra raza. Y es que era puros, inocentes, castos, honrados, simpáticos, dulces... el claro ejemplo de que puedes vivir una vida sin pecados. Excepto, claro está, el error que suele comer la chica de volverse rebelde. Gracias a Dios ahí está el príncipe azul, para salvarla, ya esté en lo alto de un castillo como en la más recóndita mazmorra.

Y luego creces y no eres ni princesa ni príncipe. El mundo nos corrompe y la inocencia se marchita, no vives en un castillo y los ataques de rebeldía son más frecuentes. Y no siempre hay un príncipe que te rescate, no existen los príncipes azules que se acerquen en un corcel blanco para liberarte de dragones y brujas.

No sé si por suerte o por desgracia crecemos, pero así somos. No somos príncipes ni princesas, no queremos a un padre que nos envuelva en papel de burbujas, no queremos una niña débil a la que tengamos que cuidar siempre, conocemos a muchas personas, algunas buenas, otras no tan buenas y aprendemos a base de golpes que la vida, como las personas, no son ni bancas ni negras, cuando crecemos nos acostumbramos a ver el gris. Algunos piensan que es feo, triste y apagado; otros lo ven como una mezcla entre blanco y negro.

El caso es que hay que tener cuidado, tener mucho cuidado con esas personas que parecen buenas, con esos falsos príncipes de cuento que no hay en la realidad, con esas princesas que no son tan inocentes como se cree, pero sobre todo, hay que llevar cuidado con creerse mucho los cuentos, porque no siempre se termina comiendo perdices.

Vivimos en una república sin príncipes ni princesas.


viernes, 13 de mayo de 2011

~Sonríe~

"Sonríe, sonríe, para que todo el campo florezca"

Una sonrisa por sí sola no tiene valor alguno, no tiene significado, no tiene sentido.

Lo único importante de una sonrisa es lo que la origina.
Ninguna sonrisa debe salir forzada; ni taparse por tristes lágrimas.

Únicamente una sonrisa que salga desde lo más profundo del corazón es lo único que se necesita para que cualquier otro sonría contigo.

No te sientas en soledad, sólo mira a tu lado, piensa en la gente que tienes contigo; y piensa en cualquier momento que te hiciese sonreír con ellos; y sonríe desde tu propio corazón. Piensa en todo aquello que te pueda sacar una sonrisa más allá de lo que tu cara pueda mostrar; piensa en esa sonrisa que puedes sentir en tu corazón.
Piensa en todo aquello que borre aquellas lágrimas que lleguen a manchar tu cara.
Nunca estamos demasiado mal para no tener razones para sonreír.
Nunca estamos demasiado tristes para que nadie nos pueda alegrar.
Nunca estamos demasiado felices, toda alegría se agradecerá en cualquier momento.

Si sientes que aun estando con quien te hace sonreír, él se encuentra triste, sólo dale la mano, dale la osnrisa; que ninguna sonrisa se quede con ganas de salir, que ninguna cara se marchite con la tristeza; que siempre esté a salvo la belleza de una sonrisa, que la fuerza de toda alegría la proteja, que nunca tengas miedo, ya que jamás se marchitará si aún conservas la esperanza de sonreír; así que no llores más pues la tristeza sólo merece ser olvidada, y la felicidad siempre merece ser rememorada una y otra vez.




Sonreíd un poco más hoy, ¿vale?



PD: No quiero cargarme la armonía del post, pero tengo un anuncio que hacer. Desvaríos de un aburrido tiene Twitter. De vez en cuando pondré pequeños desvaríos demasiado cortos para hacer un post y demasiado importantes para que se queden olvidados. Seguid los mini desvaríos de Oryc

viernes, 6 de mayo de 2011

Personas, solo eso.


Tendemos a creernos dioses de todo lo que nos rodea, el mundo es nuestro, no nos puede pasar nada. Tan seguros de que somos importantes para la Tierra, que no podría salir el sol si nosotros no estamos para verlo. Almas ingenuas encerradas en cuerpos frágiles que creemos perfectos...

Y nos equivocamos, pero es normal, porque somos personas. Esto es algo que todos olvidamos, es tan grande la certeza de que somos mejores o peores que los demás que nos olvidamos de lo iguales que somos todos. Somos parásitos en infectan la Tierra y la destruye, somos simples marionetas de lo que nos rodea. Y somos frágiles, tanto exterior como interiormente.

Forjamos nuestras vidas cual castillo de naipes: tenemos nuesta familia, hacemos amigos, nos enfadamos, nos enamoramos, nos volvemos a enfadar, hacemos otros amigos, trabajamos, formamos nuestra propia familia...

Y con ello pensamos que somos especiales, sin caer en la cuenta de que el castillo de naipes se puede derrumbar en cualquier momento y todo lo que conocemos se desploma. Y nos sentimos inseguros, no sabemos como actuar, se crea el caos. Y es que damos por hecho que todo va a salir como pensamos, pero no es así, prácticamente nunca es así.

La familia no va a estar siempre contigo, los amigos y los amores van cambiando, la gente nos decepciona una y otra vez. Tenías la esperanza de que actuarían de otro modo y te equivocaste, pero es normal, porque somos personas. Y entonces algo falla, se cae un pilar de tu templo, es ahí cuando recuerdas que tu vida es un castillo de naipes.

Te sumes en la impotencia pero te resignas y te conformas, ya eres consciente de que no eres importante, que todo puede fallar y apenas puedes estar seguro de nada. Y estás triste, pero es normal, porque somos personas.

Y esque eso es lo que somos, somos una montaña rusa que un día estamos arriba y otro día estamos abajo. Somos puntos en la Tierra que de nada sirven sino molestar, somos seres imperfectos que se equivocan, lloran, ríen, sueñan, quieren, depcionan...

Pero no es normal, porque somos personas. Y no pierdas tiempo en llorar por las partes del castillo que se caen de vez en cuando, porque cuando nos vayamos, en castillo se derrumbará por completo y dará igual, porque somos personas, solo eso.