Han olvidado lo que fueron un día, olvidan aquel niño o niña que se contentaba con poco y desprendía imaginación por todos lo poros de su cuerpo. Y es que no hay nada más triste que olvidar el espíritu despreocupado de las cosas. La gente se toma la vida demasiado enserio cuando, realmente, nadie ha salido vivo de ella. Vamos con prisas a todos, estamos en una especie de tren esperando llegar siempre a nuestro destino sin pararnos a mirar por la ventanilla para contemplar aquellas maravillas que se dan todos los días a cada instante.
Yo, por mi parte, no creo que pueda vivir algún día sin reírme, no quiero extrañar la sensación de éxtasis de cuando ríes y sientes que tu barriga no va a soportar más. Cuando pasan esas pequeñas cosas que compartes con alguien y una mirada o una palabra hace que estalléis en carcajadas.
Porque no hay que tomarse todo a risa, pero recordemos lo que fuimos para no convertirnos en seres vacíos que en nada se distinguen de cualquier robot.
Mañana quizás sea una persona más seria, quizás ahora solo necesite madurar para no reírme tanto. Solo espero que no, que esta sensación de despreocupación y felicidad no me abandone nunca. Solo quiero vivir de tal manera que pueda llegar a mi destino habiendo visto todo el paisaje y con una sonrisa de oreja a oreja.
Para acabar decir que no es que Oryc tenga un mal día, él nunca escribiría tan mal. Soy la nueva y y nada, que estaré por aquí el tiempo que se me permita. Puede que termine mejorando...
No hay comentarios:
Publicar un comentario