viernes, 20 de julio de 2012

Pausa

. . . . .
Lectores, hace una semana que estoy disfrutando de la playa. Mi primera impresión cuando llegué, fue que el tiempo dejó de correr. Que Cronos decidió darle un descanso a las manecillas del reloj.

Ahora mismo, en simples vacaciones, es imposible evitar ese deseo de disfrutar de la pausa.

Esa sensación de que nada pasa, de que todo se ha detenido, de que el tiempo no avanza ni se queda atrás.

Simplemente, nada se mueve.

Simplemente, nada nos irrita.

Simplemente nada nos preocupa.

Haberlas, hay razones para preocuparse o comerse la cabeza, imagino.
No obstante, ahora mismo, todo está parado.

Ahora mismo, la única urgencia es no hacer nada. Estando desconectado del tiempo, con el mundo parado, se aprecia todo mejor.

Y es que parar la película puede ayudarte a entenderla mucho mejor. O simplemente para descansar y disfrutarla más.
Entiendo que en ésta época de estrés continuo, son pocos los que sacan un momento para parar.
Si no paras, te reventará la cabeza.
Así de simple.

Hay que tomarse un buen descanso de vez en cuando. No estoy hablando de un descanso de echarse la siesta. No estoy hablando de un descanso de hacer algo que te guste como leer o jugar a la videoconsola.

Estoy hablando de un descanso tremendamente absoluto. En el que sencillamente te tumbes en la cama, y tu mente esté tan despejada, tan tranquila...

Cuando vuestra casa esté tranquila, silenciosa...

Cuando sólo se escuchen un par de pájaros ahí fuera, o la brisa del aire, o el repiqueo de las gotas de lluvia sobre el asfalto; cuando todo en vuestro hogar esté apagado, la gente descansando o durmiendo, aprovechad el momento.
El mundo está parado.
Bájate por un momento y no hagas nada...





Nada de nada...

lunes, 16 de julio de 2012

Reencuentro

 Ha pasado demasiado tiempo sin dar señales de vida. No tengo tantas escusas que expliquen mi ausencia ni ganas para intentarlo. Me fui, no físicamente, físicamente he estado malgastando el tiempo en frente del ordenador. Podría haber escrito, pero no merece la pena intentar unir palabras inconexas y vacías de sentido. Y es que no hay nada más extraño que el mundo de las palabras.

 Algunas te acompañan en tu vida, siempre a la sombra y sin hacer el menor ruido. Otras aparecen de la nada, salen de donde sea y se instalan en tu memoria del modo más doloroso que existe. Hay palabras que te taladran, salen desgarrando tu garganta, cuando crecen demasiado para guardarlas en tu interior.

  Hay quien dice que las palabras son el arma más peligrosa: más afiladas que un cuchillo y hacen más daño en el corazón que cualquier otra. Y sin embargo que ironía, las palabras el viento se las lleva. Solo dejan tras de sí una estela apenas visible, pero profunda en cada alma.

  Se puede decir que las palabras son como la vida de cada uno. Hay vidas que pasan fugaces, otras vidas que apenas parecen haber existido, que nadie recuerda. Hay vidas intensas, capaces que hacer un recuerdo perpetuo y eterno. Hay vidas que caen en la miseria, vidas que se van, que ya no tienen sentido.

  Al igual que esas palabras, que van y vienen, las que decimos por educación. Aquellas palabras que simplemente usamos para unir otras. Sabemos diferenciarlas, las clasificamos, las escribimos, las decimos, las archivamos, las guardamos como si se tratase de una bala en la recámara.

  Palabras con significados distintos para cada persona, capaces de poner la piel de gallina, de desatar lágrimas y corromper almas. Palabras incapaces de hacer cambiar de opinión; palabras de defensa, palabras de ataque.

  ¿Qué sería el ser humano sin palabras?, sin preciados versos, sin palabras que acompañen nuestros besos; palabras entre amantes y palabras de odio. Comprender a una persona y que las palabras vuelen entre ambas mentes sin necesidad de escucharse.

  A veces necesitamos recordar la riqueza del lenguaje y de sus múltiples formas, el lenguaje es el acompañante del pensamiento, no puedes pensar nada que no puedas nombrar o definir. Nunca escatimes en palabras, salva todas esas palabras que se pierden en lo infinito por culpa de las genéricas que las reemplazan.

  Y así de intensa tienes que recordar tu vida, salvando aquellos momentos que te hacen ser quien eres, no escatimes en recuerdos ni en momentos vividos, no reemplaces nuevas experiencias por la tranquilidad de estar sentado sano y salvo.

  No tengas miedo de ser distintas palabras, sé de esas que enlazan, que definen, que hipnotizan, que enamorar, que te atrapan. Sé de esas palabras que te emocionan y que te ayudan, que explican y que narran. Sé todas las palabras que puedas ser, cada una a su tiempo y situación. Finalmente serás una frase, un párrafo, una historia. Asegúrate de usar las palabras adecuadas y darle un buen final.


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"Que las palabras se las lleva el viento, y las vidas, el tiempo"

viernes, 6 de julio de 2012

Polémica

No, lo siento, no es que vaya a hablar de una situación actual muy perturbadora. No voy a hablar de un tema especialmente polémico, tal como es la religión o el matrimonio homosexual (personalmente, voy entra en mi interés lo primero y no tengo problemas contra lo segundo, así de simple).
Voy a hablar de la polémica.
Sólo lo que he mencionado hace unas líneas ya puede causar molestia entre algunos lectores.
Cierto, cada uno tiene su opinión, y no puedo ponerme a discutir cuál es más correcta, o siquiera si existe alguna correcta; sólo he querido poner unos ejemplos.

El tema en cuestión, es que cualquier cosa sobre la que se puedan tener diferencias opuestas que se estrellan al rozarse, puede ser un tema polémico.
Y claro, ésta es una pega para muchos escritores. En varios temas se tiene que tratar la imparcialidad o, por lo menos, situar las opiniones de una forma que no ofenda a quien piense lo contrario.
Suelo tratar de ser cuidadoso con mis desvaríos, aunque si ésto me tuviese que cortar la expresividad, pasaría olímpicamente.
Claro está que, si hiciese eso, alguno se molestaría, pero mis desvaríos son mis desvaríos, y mis opiniones mis opiniones, y no voy a callar por agradar a todo el mundo. Que nunca he ofendido (al menos que yo sepa) a nadie con mis desvaríos.

No voy a mentir, si tuviese que hablar de temas polémicos, estoy seguro de que tendría varios comentarios dándome la razón, pero también tengo la certeza de que muchas personas me acribillarían a insultos que, aunque no les dé ninguna importancia, no quedan "estéticamente bien" entre mis comentarios y posts; y tampoco es cosa de cabrear a nadie.
Ahora leo lo que pongo, y quizás pueda sonar algo... ¿temeroso? No sé describirlo bien; pero no es para nada eso.

Quiero que cuanta más gente disfrute mis desvaríos. Si eres homófobo y leyeses un desvarío mío dedicado íntegramente a defender la homosexualidad, o si eres auntitaurino y hablo defendiendo también ese tema, seguro que dejas de leer el blog y ya no leerás otros desvaríos que quizás puedan gustarte. Con cualquier tema que pueda causar discusión, se puede hacer una situación polémica, y siempre que pueda evitaré esos temas, no con otro fin que no sea mantener la paz en el blog.

Mi sensación, ahora mismo, es que quizás alguien comente que no tenga miedo de hablar de temas polémicos, y tal y cual. Ésta es mi decisión. Si realmente quisiese hablar de un tema así, lo haré.
Es más, tengo en mente hacer un desvarío sobre los pecados capitales, que eso me da mucho de qué desvariar en ocasiones...
El caso, que éste post, que más que un desvarío me está sonando a comunicado (¿Aunque no son todos mis desvaríos comunicados de mi cabeza chiflada al público?), no tiene que destacar sobre otros.
Éste es sólo otro post irrelevante en una cadena de desvaríos irrelevantes.

Ésto es sólo otro desvarío, que no trata de causar polémica ni discusiones.

Ésto es un desvarío, y punto y pelota.