domingo, 22 de abril de 2012

I'm back

  Y entonces se mostró ante mí, desnuda como una mujer bella que no necesita esconder sus curvas naturales y cuya belleza yace en su aptitud. Como quien no necesita posar de modo artificial y obsceno para mostrar su sensualidad, simplemente te envuelve la seguridad y naturalidad de sus movimientos.

  La verdad es que andaba tiempo buscándola por distintos recovecos, como si un día me fuera a levantar y estuviese ahí, en un cajón de mi dormitorio, esperándome. Me desvié de mi verdadero camino, pensando que las personas cambian tanto que se olvidan de lo que fueron, pensando que mi ser era cambiante y aquellas afirmaciones de hace unos años no podían aplicarse a día de hoy.

  No erraba en todo el programa, pero cierto es que me precipité en crear una ley tan opaca y compacta que no dejara lugar a excepciones. Así estaba yo, absorta en un presente confuso. Al pasado quedaban los felices recuerdos de una ignorancia marchita por la corrupción de los años; el conocimiento nos forja, nos libera lentamente, pero debemos pagar el precio de la amargura interior que deja en nosotros la realidad. Tenía un futuro, eso lo sabía, siempre pensaba en los quehaceres del día siguiente, como si me estuvieran advirtiendo lo que me esperaba y reprochándome que no estuviese preparada.

  Como un alma escuálida dentro de un cuerpo mediocre andaba todos los días siguiendo el ritmo impuesto por la triste rutina. Sin esperanzas, sin sueños, sin metas que me animaran a sentarme ahí y hacerlo lo mejor que supiera. Ni Dios sabe como hubiese terminado pasadas dos semanas, un mes... ni si realmente hubiera aguantado hasta los dos meses de este errante camino de vanas promesas acerca de un futuro provechoso y jovial.

  Y de pronto lo vi, fue como tener una conversación con el pasado, como si mi yo de hace unos años haya caminado hasta mí y hubiese quedado petrificado tras ver el mundo que me rodeaba y mi reacción al verlo; casi podía ver su mirada de desaprobación a verme a mí, en depresión emocional desbordada por la realidad de los acontecimientos. Al principio, decepción, nunca he sido mucho ni he destacado por mis capacidades. Pero verme fuera de todo principio que pudiera tener, verme triste y envuelta de lágrimas desmoronada como el hielo del invierno al entrar la primavera... me encontré sola y decepcionada, había estado tan preocupada dándome por hecho que me había olvidado de mí misma, me había dejado mis principios por el camino, solo tenía su envoltorio. Sabía cuales eran pero me veía incapaz de llevarlos a cabo.

  <<¿Pero qué haces?>> sonaba en mi mente, es cierto, había pasado mucho tiempo antes de verlo, sentí que me despertaba, me desperezaba, como cuando pasas una noche larga porque tus sueños han sido atrapados por pesadillas. Entonces, cuando no sabía qué hacer ni como sentirme, sonreí, pero sonreí de verdad, me reencontré con la sonrisa, hacía tiempo que nos separamos, que me distancié de ella.

  Ya no tenía miedo, ya no sentía esa inseguridad a avanzar por no tener claro lo anterior. Simplemente lo unía con un lazo y me lo llevaba, el viaje es largo y ya lo entenderé por el camino. Si estuviese tan segura de que iba a fracasar no lo hubiera repetido tanto; es el momento de hacer las cosas con una sonrisa en la cara y llevarlo todo con humor, no estoy dispuesta a caer por no haberlo intentado. Lo que antes eran muros macizos de piedra que impedían el paso, ahora son piedras en el camino que se apartan con una patada o se saltan; no sé si los problemas han disminuido su tamaño o yo me he hecho más grande.

  Esto no era empezar, esto era seguir con mis tareas pero enfocándolas de otro modo, como debería haber sido siempre. Todo parece posible, ya no me preocupo de lo físico, ni de lo emocional, tengo una meta y estoy segura; llegar hasta ella se presenta como un reto al que accedo encantada, no como una penitencia de la que soy mártir. Y como el fenix que resurge de sus cenizas despierto yo tras un largo y profundo paréntesis.


  "Es hora de alzar el vuelo con mis alas rotas, porque he aprendido a volar con ellas y ya no quiero otras".


viernes, 6 de abril de 2012

Pura suerte...

Según nacemos, según crecemos, nos encontramos con miles, millones, billones y muchos más sucesos que se escapan de nuestro control.
Somos unos individuos egocéntricos, y catalogamos de manera especial aquello que sucede fuera de nuestro control (aunque sea infinitamente mayor) como producto del azar, de la suerte.

Se sabe de la gente con buena suerte, que, de alguna forma, parece tener una tendencia a que los sucesos azarosos sean favorables para esas personas. Pero claro, eso sólo es probabilidad.
También es posible que la propia persona, quite algo de suerte, sabiéndolo o no sabiéndolo, sencillamente estando lo suficientemente abierto a buscar nuevas posibilidades. A buscar cualquier forma para que ese suceso se de.
Tiene sentido si lo piensas.
Normalmente, esperamos conseguir dinero de un trabajo, una tarea, la lotería (aunque eso sí es suerte, y lo demás tonterías), o incluso en el suelo.
Hace tiempo leí un estudio curioso: Sabiendo que la gente se cierra a que esas son las formas comunes de encontrar dinero; pusieron unos cuantos billetes de 5 dólares a las ramas de unos árboles en medio de la calle.
Casi nadie los vió.

Prácticamente nadie los vió.
Sólo se percataron de ello personas que podríamos decir que tuvieron buena suerte.
Esa suerte era pura predisposición. Era una amplitud de miras, que les sacaba de las formas de obtener dinero que antes he mencionado.

Sigue siendo suerte, a fin de cuentas. Sencillamente has abierto el campo de visión.
La gente con suerte, suele ser gente que puede esperar cualquier cosa de cualquier otra cosa. Son personas que juegan con ventaja. En vez de jugárselo todo a un color en la ruleta, se lo pueden jugar al negro y al rojo a la vez. Así es mucho más fácil ganar (que no seguro, que quede claro).
Son personas que pueden suponer que el azar puede hacer cosas totalmente azarosas.

Ni tréboles de cuatro hojas. Ni herraduras. Ni mariquitas. Ni nada.
Esas cosas no afectan a la suerte. Afectan a nuestra capacidad de percibirla.
Pero eso es bueno, yo animo a la gente a tener sus amuletos de la suerte (yo mismo tengo un sombrero que me pongo para los exámenes difíciles. De momento funciona) porque de alguna forma, nos convence a nosotros mismos de que encontraremos esa oportunidad que el azar nos trae, y de hecho nos hace fijarnos más. Como unos prismáticos para fijarse en una figura lejana, que la descubrimos y vemos con total precisión. Los amuletos nos permiten encontrar esa suerte.

Además, ésta suerte puede ser contagiosa.
Ésta determinación podemos extenderla, podemos irradiarla y afectar a las personas a nuestro alrededor.
Así, la gente también podrá captar (si está dispuesta) nuestra percepción para ver o no ver las buenas oportunidades azarosas.
Os animo a compartir vuestra suerte con los demás.



En la naturaleza, todo es suerte. Porque todo es automático, consecuente, e impredecible.
La única manera de que se pudiese preveer absolutamente todo, destruyendo instantáneamente el concepto puro de azar. Sería el poseer un conocimiento absoluto de la cantidad de materia y posición de ésta, así como de la energía, en el inicio del mundo. Igualmente, también habría que tener un absoluto conocimiento de las consecuencias que tendría en cada instante cada mínima partícula.

En teoría, así se podría conocer absolutamente todo lo pasado, presente, y futuro.

Obviamente, es totalmente imposible. Es imposible controlarlo todo.

La gente necesita de la suerte. Las personas dependemos de que existan o no sucesos azarosos.
Si todo estuviese controlado, si todo en nuestra vida se nos presentase tal y como lo planeamos...

Sería, perdónenme la expresión, el mayor COÑAZO de los tiempos. Un aburrimiento, una plasta, un sinsentido, un hastío. Un comoseaqueloquieras llamar. Un rollo.
No habría nada que no nos esperásemos. Sabríamos cómo sucede cada cosa.
Nos cansaríamos de todo antes de que existiese siquiera.
Por eso me alegro de que la suerte nunca desaparecerá.
La fortuna, el azar, la suerte, como lo llames, es algo maravilloso, pues es lo que le da el color a tu vida.

Lo especial de la suerte, es que te va pintando la vida. Te la pinta a veces de gris, otras de blanco, otras de amarillo, algunas de azul...
El caso es que, al final de todo, y si hemos vivido lo suficiente, la gente suele tener toda la vida pintada más o menos del mismo color, de las diferentes capas que se han ido superponiendo y mezclando entre sí (Porque, mira tú que suerte, la pintura sigue fresca).
Aunque hay también vidas pintadas de forma distinta...
Vidas que sólo han buscado la pintura en el mismo cajón, y como resultado han acabado pintados de forma encasillada, y así es su suerte. Su pura suerte ha pasado a ser algo que no tenía casi a donde ir, y sería bastante raro encontrar muchas pincelasdas variadas en un único cajón.
A mi juicio, por eso son tan penosas las depresiones (que no los deprimidos). En la depresión, te encierras en un cajón y te cierras a que encuentres suerte de una u otra manera.

Luego, hay gente que estaría pintada al final de colores muy muy brillantes y coloridos, de mucha buena suerte. Ésta gente, no tiene más ciencia, que tener buena suerte, y buenas miras. ¿Puede ser que sea una persona también encasillada y todo les haya ido perfecto? Sí, puede ser. Ridículamente improbable pero puede ser. Es mucho más normal que esas personas hayan estado buscando los colores de los pinceles en todas partes, dispuestos a encontrarlos en cualquier parte y, por puro azar, han encotrado muchos de esos colores. Aunque seguro que tienen un par de manchas oscuras, que no todo es buena suerte. Y menos si buscas en todo.

Si tienes mala suerte, no te deprimas. Sólo amplía tus miras.
Sólo busca más cosas donde antes no mirastes. Donde nisiquiera pensastes que podrías empear a buscar.
¿Que el azar te ha pintado de negro un tiempo? Tú anímate y busca una suerte brillante.





Todos acabamos con un color de suerte parecido.
Y ese color es una mezcla total. Tiene buenos y malos momentos. Buena y mala suerte.
Esas son las vidas realmente vividas.
Esas son las vidas que han pasado por el puro azar.

Vidas que pasan de malo a bueno, de bueno a malo, y de malo a bueno de nuevo.
El truco es que si miras bien, tendrás más momentos de bueno que de malo.



O tal vez no, ¿qué sabré yo?
Eso es pura suerte...

domingo, 1 de abril de 2012

Derechos y deberes

Oscuro es el caballo que no se deja dominar, aquel que se desata de cualquier rienda por más dura que sea. No tiende a razones, vive su día a día guiándose sólo por su necesidad, sus propios intereses. No puedes negar la pasión a un ser no ha aprendido a razonar ni a obedecer.

Todos nacemos egocéntricos, indefensos y egoístas. Si queremos algo sentimos la necesidad de tenerlo sin poder mirar a nada más, a nadie mas. Necesitamos que todo esté dispuesto para nosotros y requerimos de la atención de otros para nuestra supervivencia. Somos pequeños caballos negros, en nuestro ser sólo está él, nadie más.

Pero luego nos educan y con las mismas nos muestran que debemos controlar a ese caballo. A su vez, aparece otro, más blanco, más puro. Este está domesticado, sencillo de llevar, se deja montar y no se siente incómodo con las riendas puestas.

Aprendemos a compartir, a cooperar, a relacionarnos con los demás y a esperar nuestro turno. Su proyecto se resume en convertirnos en caballos blancos, capaces de movernos en la dirección que nos digan sin oponer resistencia. ¿Parece sencillo? Sí, es lo normal, lo normal es ser amable, sonreír y poner siempre la otra mejilla.

Y así pasan los años, te han dicho tantas veces que debes ser bueno que apenas recuerdas tener instintos. No digas tonterías, no podemos olvidarnos de la evolución. Somos animales, más inteligentes, pero animales. Tenemos esa fuerza interior, ese caballo negro que es difícil de controlar. La "perfección" se encuentra en el equilibrio, llevar a la par a los dos caballos, que ninguno adelante al otro para no volcar el carro del alma.

Pero que no te engañen. El caballo blanco está bien, pero no podemos decir que sí a cualquier rienda, debemos saber distinguir entre guiar y obligar. Es muy sencillo tener un ejército tan blanco y dócil de caballos que se puedan confundir con ovejas de un rebaño.

Tampoco debemos ser caballos negros como la noche que sólo responda a sus instintos. Tenemos conocimiento y podemos razonar, somos seres más evolucionados y debemos demostrarlo.

Usemos nuestra lógica para reconocer las injusticias y las manipulaciones; los consejos y las ayudas. Para ello debemos valernos del sentido común, de todos nuestros conocimientos adquiridos, cuanto más sepamos, cuanto más conozcamos, menos nos podrán engañar; porque cualquiera puede hablarnos de aquello que no tenemos juicio ninguno.

Desgraciadamente vivimos en una sociedad que premia la ignorancia, discrimina la cultura e infravalora la investigación. Pero seamos más listos que eso, vayamos un paso por delante, no dejemos que nos prohíban conocer nuestro entorno, no dejemos que decidan como vivir nuestras vidas, no dejemos que nos mientan sin darnos cuenta, ni ignoremos sus mentiras cuando somos conscientes de ellas.

Recordad que tenemos una serie de derechos y nuestros deberes, cual caballos opuestos, a los que debemos controlar siempre con nuestras riendas de la razón para que vayan a la par y no permitir que uno adelante al otro.


Cumple con tus deberes y podrás reclamar tus derechos.