viernes, 10 de diciembre de 2010

Festividad



Todos sabemos que, ahora en diciembre, se acerca la Navidad.
Hay muchos que están en contra de que se celebre tan públicamente por el rollo ese de que si es un icono religioso; que si puede ofender a otras culturas, patatín patatán.

En primer lugar, decir que en mi opinión, la Navidad hace tiempo que dejó de ser una fiesta religiosa, y llegó a ser una auténtica tradición. Da igual su origen, importa su significado.
Cierto es que siempre se recuerda el nacimiento de Jesús y e ponen los belenes y cosas así; pero eso puede incluso ser contado aparte.
La Navidad, al contrario que su definición teórica y totalmetne original de que es un festejo realizado como culto ante el nacimiento de Jesucristo; es una gran fiesta en la que se fomentan los buenos valores de amistad, generosidad, caridad, buena voluntad, confianza, familia, amor...

Aquellos que se quejen de que los no creyentes en Dios celebremos la Navidad, es necesario que escuchen éste mensaje. No celebramos la Navidad porque un niño nació en un portal de Belén entre un buey y una mula (aunque más de una vez cantamos algún villancico en el que se le hace mención a esa historia...), sino que celebramos su significado, sus valores, una fecha en la que nuestras vidas se iluminan un poco más, cada vez más por los rayos del Sol cada vez más influyente tras el solsticio de invierno; que por cierto es la fiesta original de estas fiestas y de ahí viene la tradición de los regalos.

Hago una apelación a todas las personas por estas entrañables fechas, colgad los viejos adornos en el árbol, montad las figuritas encantadoras del belén como antaño hacíamos, quedad con vuestra familia para tener una gran cena en Nochebuena, revivid esos maravillosos momentos que pasabais en familia todos juntos; disfrutad al máximo de éstas fiestas y su rica tradición, porque así es como se debe celebrar la navidad.

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