sábado, 19 de noviembre de 2011

Inteligencia a cambio de... ¿Qué?

Somos el animal más evolucionado, poseemos un cerebro que no se ha visto en ninguna otra especie. Hemos creado ciudades, levantado edificios, escrito las mejores obras y pintado los mejores cuadros. Somos seres evolucionados y por eso nos creemos los reyes.

Pero, ¿qué somos realmente? ¿de verdad nos merecemos toda esa inteligencia?

No sé si el avance implica dependencia. No podemos separarnos de nuestro móvil o nuestro ordenador. Sabemos crear televisiones, sabemos crear máquinas que crean televisiones. Pero no sobreviviríamos tres días ahí fuera. Ganamos a los demás animales porque podemos aniquilarlos con nuestras avanzadas armas.

¿Tenemos más fuerza que ellos? No, claro que no. En un 1 vs 1 con un toro habríamos muerto, pero les clavamos una lanza en el cuello y es arte. Le cortamos la oreja y demostramos ser más fuertes que ellos. Tercos ignorantes, somos cobardes, no seríamos capaces de enfrentarnos a nada. Somos la supuesta imagen de Dios y después huimos de una abeja que nos siga.

Somos el animal con el nacimiento más inmaduro, las crías de gacela, apenas han salido del vientre de su madre, salen corriendo luchando por su vida. ¿Y nosotros qué? lloramos y lloramos para que nos den de comer. Pero nuestra mente es prodigiosa, podríamos hacer cosas impresionantes y a cambio de eso ¿qué hacemos? lo que nos conviene a todos, nuestro propio beneficio.

La educación nos enseña a controlar nuestros impulsos, atrofia nuestras intuiciones y nuestra velocidad de reacción. El haber vivido tan bien nos hace débiles frente a los otros animales, no sabemos defendernos. Personas de más de veinte años que no saben valerse por sí mismos. Pero seguimos guardando esa parte animal, esa parte visceral, esa parte que no puede callarse cuando tenemos los nervios a flor de piel. La agresividad que sale de las entrañas y que tanto cuesta retener. ¿Retener? ¿Por qué tendría yo que hacer eso? al fin y al cabo, venimos de animales...

Un cerebro tan evolucionado trae consigo una serie de obligaciones y derechos. Nosotros solo nos centramos en los derechos quitándole a las demás especies los suyos sabiendo que no se van a revolver, somos tan tontos que les quitamos derechos hasta a gente de nuestra misma especie por ser de otra raza. Y otras veces, para colmo, ni luchamos por nuestros propios derechos.

Pero la parte que más evitamos es la de las obligaciones. Somos conscientes de nuestros actos y podemos controlarlos. No podemos comportarnos como animales irracionales, debemos ser coherentes a la hora de actuar, no somos los reyes del mundo, tendríamos que ser nosotros los que hiciéramos que este siga funcionando. ¿Qué hacemos a cambio? lo destruimos. Somos parásitos que en nada beneficiamos a aquello que nos da vida.

Y nosotros nos hacemos llamar seres racionales. Si no sabemos aprovechar lo que tenemos ¿qué nos diferencia de las otras especies? quizás puedan enseñarnos más de humanidad que los propios humanos.



La culpa fue de la naturaleza, por dar un cerebro tan evolucionado a unos seres que no sabrían utilizarlo.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Aprendiz de caballero

Mi espada no se blandirá en ninguna guerra, pues no tengo.
Mi armadura no resistirá ningún golpe, pues no la necesito.
Caminaré paso a paso, sin una montura que cabalgar.

No seré el más fuerte ni el mejor en ninguna otra cosa, pero eso no quita que pueda ser el más fiel de los caballeros que conozcas.
Sin espada, ni armadura, ni caballo, sólo mi escudo -que está a tu servicio- es lo más valioso que tengo de ser caballero.

¿Lo más valioso? Nah, creo que no.
Nadie es caballero por lo que tenga. Soy un caballero porque quiero ser alguien que te proteja allá donde vayas.
Desde la mañana que me despiertas hasta la noche que caes dormida, te acompañaré y te protegeré con mi brillante y fuerte escudo de cualquier peligro que surja, para que puedas explorar asií todo el mundo sin tener ningún miedo.

Mi escudo y mi propia vida te guiaran y cuidarán, pues éste caballero está feliz solo con estar al servicio de la más hermosa sonrisa de la más hermosa princesa.

Princesa que no luce su corona, pues no tiene.
Princesa que no vive en un castillo, pues no lo necesita.
Princesa que caminará paso a paso a donde quiera, con su fiel caballero detrás.

[Dime a dónde iremos~

Por más que caigas, te sujetaré por que yo
Soy aprendiz de caballero]

[dedicado a -marisol-]

viernes, 4 de noviembre de 2011

Vacío

Cuando no sabes expresar lo que sientes con palabras es mejor callarse. Cuando no sabes exactamente que quieres es mejor callarte. Si vas a decir alguna tontería, es mejor callarse.

Lo fácil que resulta pedir perdón cuando no lo sientes de verdad y lo difícil que es decirlo cuando te sientes culpable. El problema es que decimos tantas palabras insignificantes e intrascendentes a lo largo del día que ya no sabríamos distinguir cuando una palabra tiene verdadero significado, siquiera cuando somos nosotros mismos los que las decimos. La mentiras están a la orden del día y cualquiera se fía de alguien después de ver la mentira en los labios de todos, incluidos los nuestros.

¿A quién conoces realmente? No puedes conocer a alguien cuando tú eres el primero que no se muestra tal y como es. Que crea una piel falsa y protectora que enseña al mundo. Parece algo automático defenderse de las mentiras con mentiras. Solemos creernos más llenos que los demás, más listos y con más sentimientos y conocimientos. Pero cuando llega el punto en que nos sentimos vacíos, ves como todo el sentido se derrite reduciéndose en nada. Vas descalzo dando pasos ligeros pero pesados que no dejan huella pero marcan un pequeño atisbo de tristeza.

Te sientes tan poderoso cuando te muestras fuerte que sólo los que buscan el cariño de la gente se muestran vulnerables. Por lo general preferimos generar indiferencia o respeto antes que dar pena. Independientemente de cuales sean nuestros verdaderos sentimientos.

No estás enfadado, no sientes dolor, supongo que hay gente que compara estar vacío con estar triste. No sé si es cierto. Es una sensación de la que te quieres zafar pero no sabes cómo empezar. Hay veces en las que parece que llorar sin saber el motivo duele más que llorar con razón. Quizá sea por el miedo a no ser entendidos, miedo a creer que somos los únicos. Y no lo contamos porque no sabes que decir. Y para decir alguna tontería, mejor callarse.

Si no celebras los aciertos, no te atormentes por los errores, y si no le das importancia a nada, ¿cuando sabes si algo la tiene? el vacío crece y sientes que no vas a poder pararlo, te come y tú cada vez te sientes más pequeño, tan pequeño que no quieres hablar, porque no sabes lo que sientes.

A ver como explicas tú el vacío. Gente sin rostro definido con mirada ausente, ignorantes viviendo vidas carentes de sentido, es tan fácil acostumbrarse a decir que todo va bien, que no apetece soltarlo todo, porque no tienes nada que soltar.

Almas cerradas herméticamente, sentimientos envasados al vacío. Nudos en la garganta y saladas lágrimas demuestran que sí existe el significado. Pero como la mayoría de las cosas, sabes que son, pero no sabes qué son.

No parece haber alma entre los órganos, no parece haber alma en un cerebro tan técnico y calculado. Si lo vemos en frío somos máquinas que no tienen valor alguno cuyas vidas realmente carecen de significado.

Vivir con los ojos cerrados es más fácil, pero no mejor... supongo.