Toda tentación es pecado, no caigas en ella o caerás en el infierno. Dejarse llevar por los instintos puede llevarte al seguido arrepentimiento. Desde siempre se nos ha estado prohibiendo hacer lo que más nos gusta porque es pecado, ilegal o es perjudicial para nuestra salud. Todos tenemos una droga, una adicción y es que al parecer todo en exceso es malo.
Algunos se vuelven adictos a las drogas (duras o blandas). Al principio lo pasan bien hasta que se dan cuenta de que no pueden vivir sin ellas. El problema es que también te puedes viciar a cualquier cosa, a un alimento, a una persona, a un videojuego...
Y yo creo que lo más difícil en esta vida es resistirse a la tentación. Eso sin contar que a veces hay que caer, solo por darle algo de diversión en esta vida. Si evitas la tentación te darás cuenta que no has hecho nada y no has disfrutado. Si caes en ella corres el riesgo de volverte tan dependiente que llegue el punto en que lo necesites más que al agua.
Entonces, puesto que es difícil marcar un límite entre aburrido y desfasado, cada persona crea una especie de danza con la tentación. En la que si tu pierdes un tanto tienes que hacer algo bueno para remediarlo o evitarla la próxima vez.
Pero la tentación siempre te sigue, y te hace promesas perfectas con letra pequeña, que, nosotros cegados, no podemos leerla. Y nos tiramos y disfrutamos pero al final siempre queda un vacío porque quieres más de lo que hay. Hasta que te das cuenta de que, tristemente, necesitas más de lo que hay.
El mundo transcurre lejos de los vicios, por eso son tan atractivos, ¿Quien no quiere ir a un mundo distinto y mejor que este? pobres engañados, cobardes que huyen.
Pero todo pierde importancia en el momento en que caes en el pozo del placer. Quizás una calada, un trago, una onza de chocolate, un mordisco...
¿Eres feliz en ese instante? quizás no, puede que no sepa lo que es la felicidad, llega un punto en que no distingues, simplemente estás a gusto y eso es más de lo que puedes decir en el mundo que transcurre de lunes a domingo, el mundo en que existe el reloj, el mundo donde no se admite el pecado.
Sé que es un error, un placentero error.